miércoles, 28 de diciembre de 2011

La educación de los pueblos indígenas y afrodescendientes


Siteal presenta el Informe sobre tendencias sociales y educativas en América Latina

SITEAL publica anualmente un informe regional sobre las tendencias sociales y educativas de América Latina con el fin de suministrar información oportuna y de calidad. Incluye, además, un análisis que busca contribuir con el debate sobre la política educativa y su articulación con la situación social de la región.

El Informe 2011 se titula "La educación de los pueblos indígenas y afrodescendientes". En un marco de reivindicación de derechos no exento de conflicto e indefiniciones, el Informe se propone hacer un aporte en un campo donde múltiples actores ofrecen datos o interpretaciones sobre la realidad social y educativa de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Esta contribución se suma entonces a otros informes ya elaborados, apoyándose en muchos de sus hallazgos, dialogando con otros, buscando el espacio de lo aún no dicho, para así encontrar su identidad y poder especificar sus aportes. Por primera vez, el Informe cuenta con un estudio cualitativo y muestra las voces de los representantes del Estado y de las propias comunidades.

El Informe sobre tendencias sociales y educativas en América Latina es una publicación anual elaborada en el marco del proyecto SITEAL, una iniciativa que el IIPE-UNESCO Buenos Aires y la Organización de Estados Iberoamericanos desarrollan en forma conjunta desde inicios del año 2003. Esta publicación pone a disposición de los actores de la comunidad educativa herramientas conceptuales y de diagnóstico destinadas a contribuir a la formulación de políticas educativas sensibles a la complejidad y diversidad de escenarios sociales que se van configurando en los países de la región. En este sexto número del Informe sobre tendencias sociales y educativas en América Latina, publicado en diciembre del 2011, se presenta un análisis de la situación educativa de los pueblos indígenas y afrodescendientes en América Latina.

El punto de partida de este informe es un breve repaso sobre la historia de los indígenas y los afrodescendientes de América Latina. Lo que allí se busca es contextualizar los sustantivos cambios que se han ido produciendo en los últimos cuarenta o cincuenta años en la situación de estos pueblos, para ya dejar instalada una idea central del trabajo: si bien es esperable que una trágica historia que se profundiza durante más de cinco siglos no se revierta en pocas décadas, es posible pensar que durante este breve período los cambios sin precedentes que se han originado pueden marcar un punto de inflexión en el relato de los pueblos.

Luego, el segundo capítulo narra el resultado de esa larga historia pero centrando la atención en el presente. Tras mostrar un perfil demográfico de los pueblos indígenas y afrodescendientes, en la primera parte del capítulo se presenta un conjunto de indicadores que, desde diversas fuentes, refuerzan la imagen de postergación y discriminación, fundamentalmente respecto de las condiciones en que viven muchas personas. En la segunda parte, en cambio, comienzan a notarse los efectos de un nuevo escenario, cuando se cuantifican los avances alcanzados en el acceso a la educación formal.

El tercer capítulo, por lo tanto, se centra en describir el andamiaje normativo que regula la interacción entre el Estado y los pueblos indígenas y afrodescendientes, tanto en el nivel supranacional como dentro de cada uno de los Estados de la región. Este marco normativo se constituyó en una de las instancias centrales que lideran los avances de las políticas sociales y educativas de la región.

El último capítulo presenta los resultados de un estudio cualitativo que indaga en las voces de todos aquellos que, desde el Estado o desde las propias comunidades, participan activamente en el terreno donde se desarrollan los conflictos y los acuerdos entre unos y otros. Así, a partir de un conjunto de entrevistas realizadas en Ecuador, Guatemala, México y Perú –para tratar la cuestión indígena– y en Brasil, Colombia y República Dominicana –para dar cuenta del estado del debate entre los afrodescendientes– se busca presentar un conjunto de instantáneas que conforman la heterogeneidad de la agenda de acuerdos y desacuerdos entre estos pueblos y sus respectivos Estados.

El informe cierra con unas breves conclusiones, que intentan destacar los principales hallazgos pero también subrayar los desafíos que representa desarrollar una agenda regional que se decida y defina a partir del pleno reconocimiento de los indígenas y afrodescendientes de América Latina.

Capítulo 1: Breve recorrido por la historia de los pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina
Capítulo 2: La situación social y educativa de la población indígena y afrodescendiente en América Latina
Capítulo 3: La educación de los pueblos indígenas y afrodescendientes en los marcos normativos nacionales, regionales e internacionales
Capítulo 4: La situación educativa de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Un balance desde la perspectiva de los actores
El SITEAL es un sistema de información de tendencias educativas en América Latina que pone a disposición diferentes recursos orientados al análisis de la relación entre la dinámica social y las prácticas educativas de la región.

En este sitio se pueden encontrar: documentos del equipo de SITEAL y de destacados expertos de la región elaborados a partir de información cuantitativa, una base de datos con indicadores estandarizados que surgen de las encuestas de hogares de los países de América Latina y enlaces a otras fuentes de información.

El objetivo del SITEAL es hacer un seguimiento del panorama educativo, a la luz de las profundas transformaciones económicas y sociales, contribuyendo así al desarrollo y fortalecimiento de políticas sociales y educativas que garanticen una educación de calidad para todos.

Tomado de la OEI 29 de diciembre de 2011

jueves, 22 de diciembre de 2011

Letra, sangre e informática


El artículo de un profesor universitario que renunció a su cargo ante el fracaso de sus alumnos de comunicación social en una sencilla prueba de redacción ha agitado a los lectores de EL TIEMPO, a diversos columnistas, a varios programas de radio y a las redes sociales. Una vez más, los colombianos se preguntan por la calidad de la enseñanza que reciben, la influencia de los medios informáticos en los jóvenes y las responsabilidades que corresponden a diversos protagonistas (alumnos, profesores, padres, instituciones, Estado) en la educación.

En los últimos tiempos, el país ha fortalecido el presupuesto del ramo, construido colegios e inaugurado espléndidas bibliotecas. Pero estos esfuerzos cuantitativos no se ven premiados por avances en la calidad. El proyecto Educación Compromiso para Todos (ECPT) examinó el período 2002-2009 y concluyó que, a pesar de los mayores recursos, las cosas no han mejorado en forma notoria. 

Existe la sensación general de que, como se decía antes, "la letra no está entrando". Una encuesta de ECPT hecha hace dos años indicó que solo el 16 por ciento de los padres están muy satisfechos con la enseñanza que reciben sus hijos y los demás se muestran apenas conformes o descontentos. 

No es una percepción subjetiva. Las pruebas Pisa, que miden la calidad de la educación en más de 70 países, dejaron a Colombia en muy mal lugar. En el 2009, el nuestro quedó entre los últimos lugares de la tabla, tanto en lo que hace a comprensión de lectura como a capacidades en ciencias y matemáticas. El hecho de que mejorara algunos de sus registros respecto al examen anterior no es consuelo ante los pobres resultados obtenidos. Resultados que son sensiblemente inferiores en los colegios públicos que en los privados, lo cual constituye una desventaja antidemocrática, que condena a miles de estudiantes procedentes de familias de estratos bajos.

En contraste, los primeros puestos fueron para Finlandia, China y Corea del Sur. Los dos últimos pertenecen a la cultura del trabajo agotador: los jóvenes de esos países prácticamente viven para estudiar y quienes más los obligan a ello son sus padres. Es una concepción llevada al extremo sobre la necesidad de ser superior a los demás, más una competencia entre las mamás que entre los niños. Finlandia, por el contrario, es más laxa en horarios y menos esclavizante en tareas hogareñas. Su secreto son los profesores. Bien preparados, bien pagados, socialmente respetados, ellos son el motor de la educación y la garantía de su calidad. 

El problema es que ni los padres exigentes ni los excelentes profesores son los únicos factores que inciden en la instrucción de los alumnos. La sociedad en que viven y, cada vez más, las tecnologías informáticas también entran en el juego. Ya no es solo la discutida influencia de la televisión y la falta de lectura en la formación de valores, sino aquello que les dan y aquello que les quitan las redes sociales y las jergas fragmentarias. En el caso de los estudiantes de comunicación social, el profesor señala que, año tras año, aumenta la incapacidad de comunicarse por escrito con coherencia, claridad y sin graves atentados ortográficos ni gramaticales. 

El desafío en esta materia es general: ¿cómo conseguir que las tecnologías del siglo XXI sean aliadas y no enemigas del desarrollo intelectual de los jóvenes? ¿Cómo hacer para que la letra entre sin sangre y con informática? Es inevitable que todos los interesados reflexionen sobre la bomba que estalla en sus manos y se adapten a una nueva realidad que, por ahora, ofrece muchas más preguntas que respuestas.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Opinión

Unas propuestas sencillas

 Jorge Orlando Melo

 Tomado del Tiempo, 21 de diciembre de 2011


Los maestros y expertos repiten en Colombia, desde hace unos 100 años, lo mismo: que hay que mejorar la calidad de la educación, que esta debe ser activa y centrada en los alumnos, que no hay que enseñar muchas cosas sino enseñar a pensar, que la calidad depende de lo buenos que sean los maestros y de la evaluación de los resultados.


Lo que no han inventado es cómo pasar, en este tema, de las declaraciones huecas a los hechos. Y por eso cada nuevo ministro de Educación dice que ahora sí la calidad estará en primer plano, y anuncia medidas generales que a la larga logran poco. Con algo de optimismo -después de todo, en los últimos 10 años se organizó al fin el sistema educativo del país- menciono cuatro áreas donde, en mi opinión, debería ponerse el acento:



1. Mejorar la enseñanza de lectura y escritura y la capacidad de los estudiantes en esta área. La lectura es la primera herramienta de aprendizaje en el mundo moderno y lo que explica mejor los malos resultados de los estudiantes del país es que no leen. Los colegios donde hay buenas bibliotecas y los niños leen sacan puntajes comparables con los de los mejores países del mundo, como lo mostré en 'Hacia un país de lectores', un texto que está en mi página de Internet. Bibliotecas de aula y computadores de uso libre son urgentes, fuera de algunos cambios en metodología.



2. Escoger buenos maestros. Las pocas cifras que se divulgan sobre el puntaje para entrar a carreras pedagógicas indican que, salvo pocas excepciones, elegimos a los peores bachilleres de cada año para que eduquen a los niños del futuro. La mala calidad de tantos maestros se trata de compensar con cursillos de pedagogía inocuos, que no tienen más efecto que mejorar los sueldos de los que los toman, o dar oportunidades de contratación y copia a algunas universidades. He propuesto hace años, sin éxito, una fórmula sencilla y barata: así como algunos empresarios inteligentes crearon becas para jóvenes con talentos musicales, y eso mejoró las orquestas del país, deben crearse becas atractivas para todos los estudiantes que estén en el nivel más alto de la prueba del Icfes que decidan seguir una carrera pedagógica. Chile adoptó este mecanismo hace poco, y el nivel de los estudiantes de estas carreras subió en forma inmediata y dramática.



3. Usar más agresivamente pruebas y evaluaciones. Colombia desarrolló, con gran esfuerzo y costo político, un excelente sistema de pruebas públicas. Pero se asustó con la piel del tigre, y sigue manejando los resultados como si fueran secretos de Estado, bloquea la consulta de información, la presenta de modo que no se entienda, y divulga algunos datos para mostrar siempre lo mismo: que los resultados son algo mejores y que hay colegios públicos a los que no les va tan mal. Si padres, maestros, periodistas, pueden usar esa información en forma fácil, con tablas completas e interactivas en las que sea posible comparar colegios y universidades entre sí, ver cuáles son las escuelas, áreas, regiones, niveles o tipos de institución que más han avanzado o decaído, cambiaría la relación entre los que prestan el servicio y los que lo reciben. Casi lo único que divulga el Icfes es el dato de los mejores bachilleres, que tiene poco que ver con la calidad de los colegios.



4. Usar los computadores e Internet en serio, para mostrar qué hacen los colegios que avanzan o se dañan más y para ofrecer en la red buenos contenidos. Si en el país hay 10 grandes profesores de matemáticas para los primeros grados (medidos por sus resultados), que ellos preparen los materiales para que los otros puedan aprovecharlos.



Algo de esto existe, pero nada parece prioritario. Por eso, no sería raro que dentro de 10 años el Ministerio informe, por enésima vez, que ahora sí se va a mejorar la calidad de la educación.

Llévalos a la Escuela

martes, 20 de diciembre de 2011

Malos profesores o nuevos alumnos: ¿Será preciso renunciar a educar en la era de la cultura automática?

Reflexiones en torno a un párrafo. El acceso casi universal a la información gracias a Internet – una verdadera noósfera – induce comportamientos cercanos a la pereza intelectual, como el plagio y la nueva dependencia de prótesis mentales, como el propio computador. ¿Será necesaria una ética cibernética para salvar la cultura…de la nimiedad? 


Boris Pinto*



¿Analfabetas funcionales, pero profesionales?

En días pasados tuvo gran resonancia la carta de renuncia a su cátedra, hecha pública por Camilo Jiménez, colaborador de El Tiempo y de El Malpensante, Jefe de Redacción de la revista Soho, además de profesor de Comunicación Social de la Universidad Javeriana.

Para quienes trabajamos en educación no resultan extrañas las quejas de Jiménez sobre la difícil tarea a la que nos enfrentamos hoy en día, en medio del ascenso vertiginoso de las tecnologías de la información, los microblogs y las descargas virtuales.

La tesis central de Jiménez es la siguiente: la dificultad de los nativos digitales para acceder a la soledad, a la intimidad necesaria para la producción de pensamiento, para desplegar la curiosidad, simplemente para fijar su atención – en medio de una cultura donde la interconexión es la regla – les impide aprender. Estoy totalmente de acuerdo con dicha tesis.

Y de ella se derivan otras lecturas que explican la precariedad a la que nos enfrentamos en los ámbitos de formación universitaria, por lo menos en nuestro medio. Jiménez trabaja con estudiantes de Comunicación Social y Periodismo. ¿Qué podemos pedir los que enseñamos en carreras donde la palabra escrita no es central?

Un residente de cuarto año de cirugía general, en un hospital universitario en Bogotá, escribió así una orden para realizar una cirugía en uno de sus pacientes hospitalizados: “Retiro de maya”, para referirse al retiro de una malla quirúrgica. Maya, como la civilización mesoamericana precolombina. Maya, como la abejita de la serie animada japonesa, la amiga inseparable de Willi, el zángano.

Claro, a su paciente le importará mucho más que el cirujano sepa ponerla o quitarla, y no que sepa escribirla sin errores de ortografía. Pero a la academia sí debe preocuparle tamaña barbaridad. El que no puede escribir, ni aún lo que realiza profesionalmente de forma cotidiana, puede ser un hábil artesano, un técnico experimentado, un perito competente, pero no debería aspirar al estatus de científico ni a las prerrogativas de un doctor.

Por supuesto, no es el caso de todos. Hay alumnos y profesionales serios, esmerados y brillantes, que traen desde la educación básica fundamentos y consistencia. Pero no es la regla general.

Si aquellos que deben impulsar la generación de conocimiento, investigación y desarrollo no saben conjugar las acciones que realizan operativamente, ¿qué clase de desarrollo significativo podemos impulsar?

Estas aseveraciones pueden parecer la perorata de un humanista nostálgico. Quienes invocan el ocaso de “la cultura escrituraria”, encontrarán estas afirmaciones como endechas de un viejo humanista, celoso de las antiguas costumbres, del decoro y de la ortografía.

La epidemia del plagio

Sin embargo, creo que de aquí se derivan algunas consideraciones que merecen una revisión más profunda desde la academia: la costumbre generalizada del plagio, y la falacia de la información basura en internet.

Vamos más allá de la ortografía. El plagio es una costumbre endémica. No sólo en instancias de pregrado (cabe recordar el caso reciente de plagio en la tesis doctoral del ex - ministro de defensa alemán, Karl Theodor Zu Guttenberg).

Este último semestre, algunos profesores comprobamos problemas flagrantes de plagio, textos enteros trasplantados al trabajo final por estudiantes de cuatro especializaciones distintas y por estudiantes de maestría. Plagio, incluso, entre profesores universitarios que cursan estudios de posgrado.

Por supuesto, el plagio no es una consecuencia exclusiva del acceso universal a internet. Hay antecedentes de diversas formas de copia hechas a mano: Es clásica “la salvaje apropiación de textos ajenos” (como afirma Jerónimo Ledesma) que utilizó Mary Shelley para la confección de su Frankenstein o el moderno Prometeo, mediante relatos enmarcados a partir del poema “The Rime of the Ancient Mariner”, de Coleridge.

En cambio, no es tan conocida la grosera copia perpetrada por uno de nuestros ilustres poetas colombianos (cuyo nombre me reservo para salvaguardar, hasta donde se pueda, su memoria póstuma), quien en uno de sus poemarios duplica la obra cumbre del escritor griego Odiseas Elytis, Dignum Est, desde la estructura formal y la versificación, hasta frases textuales (la carretilla tumbada de costado, lejanos y sin pecado, suavemente los últimos copos de sueño se alzan…).

Pero el problema se ha hecho incontenible con el acceso a la galaxiaGoogle. Este es uno de los legados problemáticos de la cultura tecno-científica: las preguntas no se dirigen a la esencia de las cosas; la pregunta, frente al objeto, es: ¿para qué sirve? Hemos pasado, como afirma Wilhelm Grenzmann, de una estructura moral, a una estructuraautomática: Poco interesa la esencia o el valor de las cosas; lo que importa es que funcionen.

Prótesis mentales

Esta estructura automática, que reemplaza la estructura moral, explica el desparpajo para copiar a mansalva las ideas ajenas. El otro factor es el ascenso de una cultura dependiente de las prótesis. ¿A qué preocuparse por la ortografía si Word trae incorporado un corrector de texto, aún si es falible?

Es posible que no recordemos el número de teléfono de nuestra esposa, o de nuestros padres; al fin y al cabo, están almacenados en una prótesis al alcance del pulgar. Dejar el celular en la casa o perder temporalmente la conexión a internet pueden desatar una auténtica angustia existencial, activando una forma de discapacidad. ¿Por qué debería yo procesar ideas, si la máquina es un procesador de información?

La estructura automática, y la cultura protésica, se complementan con lo que Lewis Carroll denomina en uno de sus escritos, la falacia del campanero: una mentira, repetida mil veces, termina convirtiéndose en una verdad de a puño.

En uno de mis cursos propongo la siguiente pregunta para que sea contestada en la clase siguiente: ¿por qué estaba loco el Sombrerero Loco, el personaje de Alicia en el País de las Maravillas? A la sesión siguiente, sistemáticamente la respuesta general es la respuesta que ofrece Wikipedia y la infinita colección de copias multiplicadas en la galaxia Google: que Lewis Carroll se inspiró en el síndrome del “sombrerero loco”, un síndrome frecuente entre fabricantes de sombreros en el siglo XIX, quienes utilizaban mercurio para tratar el fieltro de sus sombreros y sufrían los síntomas neurológicos de dicho síndrome. Por ello, dicen, Johnny Depp lleva el cabello naranja, en la reciente versión para cine de Tim Burton. Nada más alejado de la verdad. Pero el oráculo de Google lo repite millones de veces.

Buscando tesoros

¿Deberíamos retraernos de las redes sociales, de las herramientas informáticas, de la galaxia Google? Nada más utópico. Una vez alcanzado algún nivel de confort tecnológico, difícilmente queremos regresar a etapas superadas. La evolución tecnológica hace parte de nuestra naturaleza humana, y no es una empresa fácil intentar sustraerse a la evolución cultural.

Le corresponde a las instituciones educativas, y a nosotros, los educadores, la inaplazable tarea de promover, demandar y exigir la minuciosidad en la búsqueda de información y en la producción de conocimiento significativo.

En medio de la cultura de la nimiedad, nos corresponde a los catedráticos la demanda por una forma de rigor y de excelencia, que no es simplemente técnica; es una demanda ética que empieza por la reivindicación de la estructura moral desde la academia. Y esta es la prerrogativa de los fuertes: en cuanto abunda la basura, la búsqueda de tesoros demanda virtud.

* Profesor de Bioética en la Fundación Universitaria Sánitas. Médico, magister en Bioética, profesor universitario de Bioética, miembro del Comité de Ética Institucional de la Investigación Universidad el Bosque. Colaborador de la Revista Alarife Universidad Piloto de Colombia, Revista de la Universidad el Rosario, Revista Agricultura de las Américas.

Un articulo de opinión


Los mediocres digitales


Saúl Hernández Bolívar

El Tiempo, 19 de diciembre de 2011.

Dice Amazon que el libro más vendido del año es la voluminosa biografía de Steve Jobs escrita por el periodista Walter Isaacson, quien no fue nada condescendiente con el 'genio'; por el contrario, recalca que los genios fueron otros -como Wozniak- y que Jobs -junto con personajes como Bill Gates y Paul Allen- fue, más bien, el visionario de un revolucionario negocio y un gran vendedor. 

De lo que esta biografía no deja dudas es de cómo un sujeto que no terminó la universidad llegó a convertirse en un adalid de nuestros tiempos, empezando porque el determinismo geográfico marcó su destino: en el lugar y el momento en los que nació y creció no había más que ingenieros y empresas de tecnología.

Su historia, necesariamente, lo deja a uno pensando en el tema de la educación. Jobs ingresó a una costosa y muy liberal universidad, el Reed College de Portland. Pero se aburrió rápidamente porque -según cuenta Isaacson- no le gustaba asistir a clases obligatorias y porque "se sorprendió al descubrir que, a pesar de todo el ambiente hippy que se respiraba, las exigencias de los cursos eran altas: le pedían que hiciera cosas como leer la Ilíada y estudiar las guerras del Peloponeso". ¿Les suena familiar?

La semana pasada se desató una encendida polémica a raíz de la renuncia pública de Camilo Jiménez a una cátedra de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Javeriana, porque sus alumnos no lograron cumplir un ejercicio muy simple para el que tuvieron cuatro meses de plazo: resumir una obra literaria en un párrafo decente. Y lo que deja al desnudo esa renuncia es, ni más ni menos, que uno de los factores que atentan contra la calidad de la educación es la mediocridad de los estudiantes.

Claro que él no es el primero que abandona el barco ni el único que ha acusado el fenómeno. Sé de un profesor de cine que ha renunciado a su cátedra en varias universidades por el bajo nivel de los alumnos, y la también profesora y comunicadora Ana Cristina Restrepo mencionaba en su columna de El Colombiano (14-12-11) que la mayoría de sus estudiantes no han ido más allá de la lectura obligada de Cien años de soledad en secundaria. Es decir, son veinteañeros que se han leído un solo libro en su vida. Y son universitarios; no estamos hablando de albañiles.

A todas estas, lo más sorprendente es que Jiménez haya salido crucificado por poner el dedo en la llaga de un hecho palmario. En una carta dirigida al profesor dimitente, una supuesta alumna le echa toda la culpa y reduce el asunto a una mera transacción comercial en la que al estudiante se le debe garantizar el conocimiento porque para eso 'paga', y a que los verdaderos profesores -los que lo son por vocación- tienen la obligación de encontrar la manera de que sus alumnos alcancen los logros propuestos. ¡Qué cinismo! 

Ningún maestro puede hacer milagros por más preparado que esté. Para aprender es imprescindible que el estudiante ponga su parte; si no tiene disposición de ánimo o carece de las competencias mínimas, es imposible. Nada se aprende sin esfuerzo; eso no entra por ósmosis.

En lo que sí discrepo con el profesor es en atribuirle la culpa del fenómeno -o así se ha entendido- a la tecnología. Si bien los 'nativos digitales' profesan como religión el 'copy and paste', habría que preguntarse qué llegó primero a las aulas, si la tecnología o el facilismo.

Los jóvenes de hoy son hijos de la alcahuetería, la condescendencia, la sobreprotección, la comodidad... No los culpo; el conjunto social fue el que acogió las nuevas pautas de crianza: no regañar, no castigar, no frustrar sus demandas, no obligar, no evaluar, no exigir. En esa atmósfera se introdujo el 'libre desarrollo de la personalidad' y luego llegó la promoción automática para regalarles el año a los que no estudiaban ni las guerras del Peloponeso. Que nadie se sorprenda.

viernes, 16 de diciembre de 2011

La gestión de la identidad digital: una nueva habilidad informacional y digital

La Gestion de La Identidad Digital

martes, 13 de diciembre de 2011

Carta de una estudiante de Comunicación Social a Camilo Jiménez


Está que arde el debate iniciado por la carta de renuncia del profesor de la Universidad Javeriana.

Señor Camilo Jiménez:

Mi nombre es Victoria Tobar, tengo 20 años, soy estudiante de Comunicación Social con énfasis Audiovisual de la Universidad Javeriana, y leí su emotiva carta de renuncia. Encontré en su declaración una serie de inconsistencias en los motivos que sustentan su renuncia.

Con respecto al segundo párrafo, me parece que su argumento, básicamente, es que sus estudiantes deberían saber escribir un resumen decente porque vienen de familias bien, comen bien y estudiaron en colegios bien. En ese orden de ideas, si bien entiendo, tomar aguadepanela, comer huevito con arroz, tener un papá carpintero o celador y no haber salido nunca del país son condiciones de la existencia que atrofian el cerebro, la capacidad de análisis y la actitud crítica. Su declaración es sumamente injusta. Es una extensa -y en varios puntos, desacertada- crítica de la disposición actual de los estudiantes hacia el aprendizaje.

Porque le recuerdo que a eso vamos a la universidad: a aprender.
Lo que veo en su columna es que usted sería feliz con un salón lleno de gente experta, con una capacidad de análisis y redacción tan perfecta como la suya, de manera que su tarea se pueda limitar a leer y calificar genios.

Después de una crítica sobre la disposición de sus estudiantes (que cada vez iba pareciendo más una crítica a sus capacidades y tomando un tono algo ofensivo, como aquel que refleja esa frase "no pudieron pasar del resumen"), pasa usted a considerar la posibilidad de que el problema sea usted, y no ellos, cosa que me parece por lo demás muy válida. Lo que sí no lo es, es la actitud que toma usted ante tal consideración. Unas afirmaciones que transpiran sarcasmo y que se encargan de lavar sus manos de cualquier indicio de culpa. Creo que usted y todos nosotros tenemos claro que las presentaciones en PowerPoint y las películas-resumen no son la mejor herramienta de aprendizaje. Sin embargo, hay algo que no entiendo.Usted critica, principalmente, la actitud adormilada de sus estudiantes, su ausencia de espíritu crítico y, en consecuencia, sus largos e incómodos silencios durante sus clases. Le pregunto, ¿cree usted que un resumen es el mayor fomento del espíritu inquieto y crítico? Cuando un gran profesor de cine, que tuve hace un par de semestres, me explicó qué era el neorrealismo italiano, no tuve espacio para la duda. Lo que hice con el concepto que él introdujo abrió infinitos escenarios de duda y debate. Humildemente le sugiero: si usted quiere dar una clase en la que la crítica, la duda y el debate sean los protagonistas, (haga) que su eje transversal no sea saber hacer un resumen. ¿Qué le puedo preguntar a un resumen? Con esto (no) quiero decir que no sea fundamental para un editor escribir bien y manejar la economía de medios, pero creo que sus críticas deberían ser más coherentes con el tipo de contenidos que ofrece en su clase.

Si se queja de que no hay estudiantes con un espíritu curioso y crítico, yo me quejo de que no tengo profesores que siembren en mí la duda y las ganas de saber. Porque si hay algo que creo es que las ganas de aprender de un estudiante residen, en gran medida, en las ganas del profesor de que sus estudiantes aprendan. El semestre pasado, un profesor de 27 o 28 años hizo que yo entendiera a Félix Guattari, cuando para mí -antes de ver esa clase- el deseo solo era interesante si se entendía como las ganas de follarse al prójimo. Y lo hicieron otros estudiantes. Todos quisieron entender y el profesor no descansó hasta que lo logramos. Si sus estudiantes, al entrar a su clase, no sabían hacer un resumen, su meta como profesor era enseñárselo.

Considero una falencia creer que el único conocimiento válido es el que reside en los libros. Esa es la premisa que está detrás de toda su exposición. Entiendo que pueda ser su visión como editor y que, cuando usted tenía la edad de sus estudiantes, esa fuera la única, pero déjeme contarle que hay otras formas, igualmente válidas.

Creo también que su afirmación según la cual las ideas solo pueden nacer del silencio y la introspección es debatible. Si bien algunas de mis ideas y preguntas -no solo académicas, sino también sobre la vida- surgen desde ese estado de soledad, muchas otras surgen desde la interacción con personas y puntos de vista. La época en que vivimos permite que esas personas y esos puntos de vista se manifiesten por medios diferentes de la palabra, y no es una desgracia, es una suerte. Hay blogs de arte, de música, de fotografía, de política, de diseño... Y allí mismo, alguien, en cualquier lugar del mundo, ha condensado una forma de ver la vida. Esta carta es una prueba de ello. Es una idea que, si bien se materializó en la palabra, surgió de uno de esos medios que usted tanto critica: Twitter. Si no fuera por ese medio, tal vez nunca habría tenido noticia de la polémica que su carta ha desencadenado, y, en ese sentido, esta carta, sin importar la validez de su contenido, es un argumento en su contra, al igual que todas las respuestas a favor y en contra que ha recibido hasta ahora. Creer que los nuevos medios solo sirven para que los jovencitos hablen mierda es, como mínimo, ingenuo.

Hice un conteo similar al suyo. He cursado un total de 29 materias y nunca he repetido profesor. De esos 29 profesores, 3 me han enseñado algo, y uno ha hecho el esfuerzo. 25 profesores han pasado por mi vida desapercibidamente. ¿25 estudiantes no le dieron la talla? Bueno, a mí 25 profesores no me la han dado, y a mí no me pagan; yo pago. Sé que no es su culpa que nosotros los estudiantes no denunciemos este tipo de cosas. Este es un intento por empezar a hacerlo, como ustedes, profesores, diariamente lo hacen.

Entiendo que se haya cansado de su oficio. Nadie está obligado a permanecer donde no quiere estar. Me parece injusto que la culpa (porque hay culpables en su texto) sea de sus estudiantes, que "no pudieron" con usted. Humildemente, creo que su cansancio radica en que para usted la docencia es eso, un oficio. Ser profesor requiere de una vocación inmensa, tan grande, quizás, como la de un médico. Lo invito, con todo respeto, a que considere la posibilidad de que usted se haya ido porque se dio cuenta, tal vez, muy en el fondo, de que enseñar no es lo suyo.

No le pido que vuelva. Agradezco la sensatez de haberse ido. Me imagino que a usted no le gustan los médicos que, durante la consulta, no lo miran a los ojos. A mí no me gustan los profesores que no pueden asumir su responsabilidad. Al igual que usted, termino esta carta con un incómodo nudo en la garganta.

-para-camilo-jimenez.html

Victoria Tobar

Tips para la Lectura




Vía Carmen Alexandra Reyes Peña


Estrategias didácticas para potenciar el pensamiento variacional

EStrategias Didactic As Para Potenciar El pensamiento Variacional

EL CONTEXTO SOCIOCULTURAL COMO MEDIADOR EN EL DISEÑO DE SITUACIONES PROBLEMAS QUE INVOLUCRAN EL PENSAMIENTO VARIACIONAL

Eugenio Therán Palacio

etheran2000@yahoo.com.mx

Alfonso E. Chaucanés Jacome

chaucane@yahoo.com

Jairo Escorcia Mercado

escorciamercado@yahoo.es

Tulio R. Amaya De Armas

tuama1@hotmail.com

Atilano Medrano Suarez

Albeiro Lòpez Cervantes

Alberto Iriarte Iriarte


Resumen

La investigación puesta en consideración propone situaciones problemas que involucran el contexto sociocultural del estudiante, en la perspectiva de desarrollar su pensamiento variacional. La experiencia se efectuó con estudiantes de octavo y noveno grado de trés instituciones educativas de cáracter público de La ciudad de Sincelejo, Colombia.

Palabras Claves: Contexto sociocultural, pensamiento variacional, situaciones problemas.

Introducción: El grupo de investigación “Pensamiento Matemático” PEMA de La Universidad de Sucre desarrolló entre los años 2006 y 2008 el proyecto de investigación “Estrategias didacticas para potenciar El pensamiento variacional”, un aspecto relevante en el mencionado proyecto lo constituye la incorporación de las situaciones problemas del contexto sociocultural de los estudiantes como un instrumento para validar las actividades extraescolares de los estudiantes con miras a generar un aprendizaje pertinente y apropiado a su cultura.

En este sentido Alan Bishop (2005) afirma que “ la matemática es una producción sociocultural, y que existen diversas matemáticas, que se encuentra en contraposición con la concepción de que existe una matemática y universal, como lo ha difundido la ideología occidental dominante, que se corresponde con la matemática formal u oficial impartida en la escuela”.

Para tratar de dar respuesta a las problemáticas asociadas con el aprendizaje de las matemáticas en contextos socioculturales, surge la etnomatemática, la cuál es definida por Ubiratan D’Ambrosio (1997, p.16) como “la matemática que se practica entre grupos culturales identificables, tales como sociedades de tribus nacionales, grupos laborales, niños de cierto rango de edades, clases profesionales, entre otros”.

Hilbert Blanco (2006) plantea que la etnomatemática nace de la imposibilidad de las matemáticas y la antropología de explicar las prácticas matemáticas de grupos sociales bien diferenciados, cada una por su lado. Es decir, las matemáticas con su metodología de investigación no logra capturar los aspectos socioculturales que circundan el desarrollo matemático de las personas. Por otro lado, la antropología aunque es una disciplina estudiosa de la cultura, su falta de formación matemática le impide “ver” los conceptos matemáticos que circulan en la cotidianidad de las comunidades”.

ESTRATEGIA

Desde la percepción del equipo investigador es de notable importancia, en lo actitudinal y metodológico, que el aprendizaje tenga como actor principal a los propios estudiantes, es decir, que el conocimiento a generar no les sea ajeno; más aún, si se proponen situaciones problemas que se relacionen con el contexto en el que la vida de ellos deviene, es factible que ellos lleguen a resultados sorprendentes, que sobrepasen cualquier planeación (Chaucanes et al, 2008).

Entre las estrategias aplicadas se pondrá el acento específicamente en una que involucró la problemática del mototaxismo que esta aquejando a la gran mayoría de los departamentos de la región Caribe.

Algunas de las situaciones observadas en los estudiantes fueron las siguientes: dificultad para generar datos a partir de una situación, representarlos en una tabla e identificar el intervalo de variación de las variables al igual que determinar las cantidades que intervienen en una situación problema. Además, en aquellos eventos en que logran identificar las cantidades, mostraban dificultades para determinar cuáles varían y cuales son fijas; qué relación de correspondencia o de dependencia existía entre las variables; también mostraron significativas limitaciones en los procedimientos argumentativos y explicativos acerca de los procesos que ellos mismos realizaban para obtener sus propios resultados. Por otro lado, se detectó debilidad para aplicar los procesos algebraicos que conducen a resolver una ecuación e identificar un patrón de regularidad en una situación que lo contiene (Chaucanes et al, 2008).

Frente a tales dificultades se propone implementar la enseñanza a través de situaciones problema que posibiliten una variedad de contextos para explorar las diversas relaciones entre matemáticas, sociedad y cultura; mediante la exploración de variadas situaciones sociales que pueden ser explicadas e ilustradas a través de métodos matemáticos, la comprensión de variados modelos matemáticos …estudio de la validez y confiabilidad de las fuentes de información, estudio acerca de los beneficios y desventajas que la creciente matematización impone a la sociedad, valoración de la predicción, la eficiencia y el control, fomento de una perspectiva crítica de la sociedad.

SITUACIÓN PROBLEMA

La situación objeto de estudio refiere a un problema relacionado con un mototaxista que debe relacionar algunos cantidades como el “producido diariamente”, numero de carreras realizadas, costo de una carrera, tarifa entregada al dueño de la motocicleta.

La situación del “mototaxista” es la siguiente: “Juan trabaja de moto-taxista, por cada carrera que haga recibe $ 700. La moto no es de su propiedad y le tiene que entregar al dueño una tarifa diaria de $ 12.000. Todos los días recibe la moto tranqueada. ¿Encuentra para cada uno de siete días diferentes de una semana, posibles salarios diarios que Juan podría devengar. Consigna tus respuestas en una tabla” (Chaucanes et al, 2008). De este enunciado se derivaron las preguntas que aparecen a continuación:

  1. El salario de cada día de trabajo de Juan, entre que valores oscila (cambia) ¿cuál es el valor máximo? Y ¿cuál el valor mínimo?
  2. Si Juan quiere ganarse en un día $ 17.400 ¿cuántas carreras debe hacer?
  3. Si quiere ganarse $23.700 ¿cuántas carreras debe realizar?
  4. Describe los procedimientos que utilizaste para responder las preguntas anteriores.
  5. Si Juan realiza 8 carreras más que el día anterior ¿Cuánto dinero gana demás? ¿Qué variables intervienen en el problema? ¿cuáles varían y cuáles son constantes (fijas)?
  6. Si Juan realiza 6 carreras menos que el día anterior ¿Cual fue la variación del salario recibido?
  7. Describe los procedimientos que utilizaste para responder las preguntas 6 y 7
  8. ¿Qué cantidades intervienen en la situación? ¿Cuáles son constantes y cuales varían

9. Escriba una ecuación matemática que modele la situación planteada y represéntela

gráficamente

ALGUNOS RESULTADOS

Los estudiantes de la Institución Educativa Simón Araujo, fueron invitados para realizar la práctica un día sábado habiendo de antemano explicado a las directivas del plantel y a los mismos estudiantes, por parte del equipo coordinador, el objeto de la investigación. Se presentó un grupo de 12 estudiantes lo que ya era un logro al tratarse de una práctica de matemáticas en un día sábado, disciplina que algunos estudiantes no les agrada. Desde el inicio este grupo de estudiantes se presentó muy dispuesto y receptivo a realizar el taller; y así se mantuvieron en todo el transcurso de la actividad, muy prolífico en ideas y activo en las socializaciones.

En el primer punto construyeron tablas con datos de su propia invención manisfentando que habían colocado mayor número de carreras el día sábado por ser un día de mercado y negocios y que por lo tanto la gente se moviliza en masa; también argumentan que el día lunes es un día bueno para el moto-taxismo debido a que los estudiantes abundan cuando van o vienen de de los colegios. Un estuante considero 15 carreras para un día cualquiera y anotó – 1500 debido a que “este dinero sale del bolsillo de Juan”.

En el segundo punto describieron el intervalo de variación y sus valores mínimo y máximo. Sin dificultad dedujeron la expresión:

700 *C - 12 000 = S

Donde C representa el número de carreras y S el salario de Juan y comprendieron y aceptaron que es conveniente encontrar un modelo general para la situación así como comprender la forma algebraica para resolver la ecuación asociada al modelo que en un comienzo ellos plantearon de la forma:

S = V * DT - T

donde V es el valor de la carrera

DT: Dia de trabajo

T: tarifa

S: salario

En esta expresión señalaron las cantidades que varían, las que no varían (Constantes), etc.

Resolviendo la misma situación, un grupo de 11 estudiantes de la Normal Superior elaboró sus tablas con datos de su propia invención justificándolos de acuerdo al contexto; con argumentos similares a los expresados por los estudiantes de la institución educativa Simón Araujo, este grupo también argumentó un mayor número de carreras para los días sábado y el lunes, pero, que el domingo debía tener menor número de carreras porque es un día de descanso.

En el punto 3, Duvis Manifiesta que la respuesta es 42 y que la obtuvo de la siguiente forma: 17400 + 12000 = 29400, nos explicó que lo había conseguido multiplicando números enteros por 700 hasta obtener el 29400; pero que en un comienzo no le daba porque estaba considerando el total producido en un día de trabajo de Juan.

En este punto, Víctor manifiesta que también se puede hacer de la manera siguiente: 294 ÷ 7 = 42, enfatizando que no era necesario colocar los ceros ya que “el resultado no cambia si se anula tanto en el dividendo como en el divisor”. Este mismo estudiante propuso utilizar la forma algebraica S = 700C – 12000 la que se concretiza en 17400 = 700C – 12000 para el caso de la pregunta 3ª. Con base en ésta expresión dedujeron su gráfica, intercambiaron valores mediante una lógica, mostraron las cantidades constantes y las que varían.

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFIA

Bishop, A (2005). Aproximación Sociocultural a la educación matemática. Universidad del Valle.

Blanco, H. (2006). La Etnomatemática en Colombia. Un programa en construcción. (M. Borba, Ed.) Revista BOLEMA – Boletim de Educação Matemática.

Blanco, H. (2006). Educación Matemática y Etnomatemática. Compilación. Universidad del Valle.

Chaucanes, A et al (2008). Estrategias didácticas para potenciar el pensamiento variacional. Memorias 9 Encuentro Colombiano Matemática Educativa.