jueves, 13 de diciembre de 2012

Naciones ricas de Asia son líderes en educación



Corea del Sur, Hong Kong y Singapur encabezan el listado.

Los países asiáticos relativamente ricos, incluidos Corea del Sur y Singapur, así como Hong Kong, lideraron un ránking internacional de rendimiento en los estudios, un resultado que según dijeron investigadores el martes refleja un fuerte compromiso social con la educación primaria.

Marruecos y varios países de Oriente Medio estaban al final de la lista de la evaluación en lectura, ciencia y matemáticas en nivel primario, lo que refleja los retos que causan la pobreza y los sistemas educativos relativamente nuevos, de acuerdo a dos estudios respaldados por la Universidad de Boston.

Los estudios encontraron que el rendimiento estudiantil internacional generalmente ha mejorado en la última década a medida que más países han aumentado sus políticas en educación, con los destacados países asiáticos a la cabeza en matemáticas y ciencia, y ganando terreno en lectura.

"Al principio, cuando evaluábamos la lectura, no estaban necesariamente en los primeros puestos", dijo Ina Mullis, profesora de la Universidad de Boston que trabajó en los estudios. "Una década después, lo están", aseveró.

La mejora refleja un esfuerzo extra tanto por parte de los padres para que los niños lean más en casa como de las autoridades que han introducido programas de lectura más rigurosos, dijo Mullis. El informe Tendencias en el Estudio Internacional de Matemáticas y Ciencias evaluó el rendimiento en ciencias y matemáticas de 63 países, mientras que el informe Progresos en el Estudio Internacional del Nivel de Lectura examinó el rendimiento en lectura de 49 países.

Hong Kong, Rusia y Finlandia ocuparon los tres primeros puestos en lectura en primaria, indicaron los estudios. En ciencias, Corea del Sur, Singapur y Finlandia lideraban la lista, mientras que en matemáticas el orden era Singapur, Corea del Sur y Finlandia. Estados Unidos ocupaba el sexto puesto en lectura, el undécimo en ciencias y el séptimo en matemáticas. 

Reto de alfabetización

Los peores rendimientos en lectura se registraron en Marruecos, Omán y Qatar. Yemen, Marruecos y Kuwait iban a la zaga en matemáticas, mientras que en ciencias los peores fueron Yemen, Marruecos y Túnez.

Sus esfuerzos reflejan la dificultad de introducir nuevos sistemas escolares, dijo el profesor de la Universidad de Boston Michael Martin, otro de los autores del estudio. "La educación es una empresa multigeneracional, así que si miras 30 o 40 atrás, muchos de esos países no tenían un sistema educativo y sólo una pequeña minoría lograba una educación decente", dijo Martin.

"Cuando los padres no han ido al colegio y son analfabetos, es un gran problema superarlo", sostuvo. Aunque los sistemas escolares bien financiados y organizados producen los estudiantes más capaces, los estudios hallaron que el rendimiento no dependía exclusivamente de los centros escolares. Los mejores estudiantes viven en hogares donde los libros están presentes y ellos mismos leen regularmente o ven a otros haciéndolo u ocupados con actividades relacionadas con las matemáticas como juegos.

Los estudios de matemáticas y ciencias mostraron que muchos países tenían mejores resultados en la enseñanza básica de esas materias que en enseñar su aplicación, y los estudiantes tienen dificultades para pensar en la manera de utilizar su conocimiento en el análisis de un problema. Los ránking se basan en 900.000 pruebas a estudiantes de primaria, por lo general de edades entre 10 y 11 años. Martin dijo que los estudios están encaminados a mejorar los criterios educativos en el mundo, mostrando a los educadores lo que otros países habían logrado."Una cosa que se puede aprender de esto es lo que es posible", dijo Martin.

"A veces es una sorpresa lo que los estudiantes en otros países pueden hacer y la diferencia que hay entre lo que consiguen otros y lo que obtenemos nosotros", comentó.

Fuente: http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/los-pases-lderes-en-educacin-estn-en-asia_12441421-4

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domingo, 9 de diciembre de 2012

'La felicidad es un antídoto': científico colombiano

Entrevista muy interesante realizada al científico Colombiano Alejandro Jadad, publicada en el diario El Tiempo de Colombia el 9 de diciembre de 2012 que nos incita a reflexionar sobre lo que consideramos como felicidad. Los invito a que la lean y saquen sus conclusiones y envíen sus comentarios al respecto.

 Eugenio Therán.


 Con un grupo de 30 expertos, Alejandro Jadad se encargó de redefinir el concepto de salud creado por la OMS.

Alejandro Jadad fue catalogado como uno de los genios que van a cambiar el mundo en este siglo "Lo que me hace más feliz es no saber", dice el científico colombiano Alejandro Jadad, que en el 2005 fue escogido por la revista Time como uno de los genios que cambiarán al planeta en este siglo. El verbo que lo identifica, en consecuencia, es 'preguntar'. Y fue, justamente, con una pregunta -muy simple, en apariencia- que este anestesiólogo con doctorado en síntesis del conocimiento y tratamiento del dolor de la Universidad de Oxford causó revuelo internacional: "¿Qué es la salud?", interpeló a un grupo de expertos reunidos, en el 2008, durante la celebración de los 60 años de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El auditorio se quedó en silencio. También hubo risas. "Me motivó no saber la respuesta. Luego me dijeron, 'usted nos metió en este lío, usted nos saca'. Un año después estaba con 30 expertos en La Haya, creando un nuevo concepto de salud". Nacido en Cereté (Córdoba) y de 49 años, Jadad es fundador y director del Centre for Global eHealth Innovation, de la Universidad de Toronto (Canadá), una red de más de 3.000 personas en el mundo que apoya proyectos de innovación en los que participan gigantes tipo Disney y Apple, y asesora a gobiernos, como China y Luxemburgo, que quieren cambiar sus sistemas de salud para buscar un mayor bienestar en sus habitantes. Jadad estuvo en Bogotá y habló con EL TIEMPO.

 ¿Por qué cambiar el concepto de salud?

Según la OMS, salud es "el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo ausencia de enfermedad". Con esa definición nadie podría ser saludable porque cualquier molestia afecta ese bienestar. Nuestra propuesta es que la salud es la capacidad de las personas o de las comunidades para adaptarse, o para autogestionar los desafíos físicos, mentales o sociales que se les presenten en la vida.

 Entonces, ¿cuál es el papel del médico hoy?

Desde la antigüedad, se decía que es curar pocas veces, aliviar a menudo y consolar siempre. Pero, desde el descubrimiento de los antibióticos, creemos que podemos curarlo todo, y lo pusimos al revés: tratamos de curar siempre, aliviar de vez en cuando y consolar raras veces.

 ¿Y los sistemas de salud?

 No funcionan porque continúan enfocados en eliminar enfermedades, y porque nos enferman. En Estados Unidos la principal causa de muerte es el sistema sanitario, por errores médicos, efectos secundarios de medicamentos y complicaciones de intervenciones, incluyendo infecciones. El 70 por ciento de lo que ocurre en los hospitales no debería pasar ahí. Ir a una consulta a que le chequeen la presión arterial es como ir a la tienda de la esquina a comprar leche en helicóptero.

 Entonces, ¿para qué son los hospitales? 

Para atender solo las enfermedades agudas, como las fracturas, la apendicitis o las que requieren cuidados intensivos porque la mayoría de las dolencias de la sociedad contemporánea son crónicas e incurables, como la artritis, la diabetes o la demencia.

 Usted habla de cambiar modelos, ¿por qué?

Porque todos los modelos que guiaron nuestras vidas en el siglo XX ya no funcionan, se han vuelto nuestros enemigos: el sistema sanitario nos enferma y nos mata, el educativo nos embrutece y el financiero nos empobrece. ¿Y esto qué tiene que ver con la medicina? Hace mucho que esto dejó de ser un tema de medicina. En nuestra red mundial estamos tratando de crear un futuro mejor, con nuevos modelos de cómo vivir, aprender, trabajar, entretenernos, etc.

 ¿Cree que lo va a lograr? 

No, soy un pesimista feliz. Esta es mi estrategia para no frustrarme. No espero que haya cambios. Esto va a ser cada vez peor. Tal vez no tengamos salvación. Pero, como dije, me levanto cada día tratando de probar que estoy equivocado y que sí es posible el cambio. Si no hacemos algo radicalmente distinto, la mejor opción que nos queda para cambiar sería una pandemia, otra peste que elimine a tres cuartas partes de la humanidad.

 ¿Por qué tan trágico? Primero, nos haría menos soberbios. Segundo, seríamos menos y el impacto en el planeta sería menor, y por lo menos nos daría la oportunidad para sobrevivir un poco más como especie. No hay especie que haya sobrevivido dominante ni para siempre. Creo en la Hipótesis Gaia (James Lovelock), que considera a la Tierra como un superorganismo que se autorregula, en el que nosotros nos hemos convertido en una infección. El calentamiento global es como la fiebre; los terremotos, como escalofríos y los tsunamis, como una gripa. La Tierra se está defendiendo y se va a deshacer de nosotros, si no nos portamos bien.

 ¿Qué podemos hacer?

 Entender que está en juego nuestra supervivencia como especie y que los desafíos que enfrentamos necesitan respuestas que trasciendan los nacionalismos o regionalismos triviales. Las tecnologías de la información, en particular las móviles, nos están dando la oportunidad de unir esfuerzos a nivel global para promover altos niveles de bienestar para nosotros y el planeta. Y hay recursos para hacer esto posible. No hay justificación para que más de mil millones de personas en el mundo tengan hambre y no tengan techo, mientras que el consumismo de una minoría amenaza con acabar los recursos finitos que tenemos. Y no son felices.

 ¿Cómo un científico de Oxford termina hablando de este tema?

 Porque lo considero el estado más importante al que podemos aspirar los humanos.

¿Qué puede ser más importante que tener la vida más plena y feliz hasta el último suspiro? ¿Cómo llegó a la felicidad? 

He visto a mucha gente infeliz al final de la vida. Empecé como médico para curar. Luego, me convertí en anestesiólogo para calmar el dolor, pero vi que el dolor y el sufrimiento seguían; entonces me doctoré en tratamiento del dolor. Y, cuando trabajé con desahuciados, descubrí que hay otro dolor más allá del físico.

 ¿Cómo es ese dolor?

Usualmente, es causado por una carga tremenda de remordimientos, de cosas que dejamos sin hacer, de darle poca importancia a lo que es esencial en nuestras vidas y darnos cuenta muy tarde.

 ¿Y estudió científicamente el tema?

 Sí. Descubrí gran cantidad de estudios con respecto a lo que nos puede ayudar a lograr niveles óptimos de felicidad. En mis años de formación, nadie me habló de lo que era una buena vida y una buena muerte, o de mi papel para lograrlo. Ahí, decidí que no iba a ser el médico tradicional y que quería aliviar esos dolores.

 ¿Cómo podemos hacerlo nosotros? 

Entendiendo que es posible, y una vez tengamos nuestras necesidades básicas satisfechas. Y reconociendo que hay mucho que podemos hacer para aumentar nuestros niveles de felicidad y que, en la mayoría de los casos, no cuesta dinero. Todo parece indicar que el 50 por ciento de nuestros niveles de felicidad son determinados genéticamente; el 10, por lo que la plata puede comprar y el 40 restante, por lo que hacemos y pensamos; en esto último están nuestras oportunidades.

 Entonces, ¿el dinero no compra la felicidad?

Hasta cierto punto. Luego de satisfacer nuestras necesidades básicas, parece existir un tope. En Estados Unidos es de unos 70.000 dólares al año. De ahí para allá, no solo no te hace feliz, sino que te perturba.

 ¿Esto es científico?

En su mayoría. Casi todo se puede medir. Hay métodos y muchísimos estudios serios. Se puede, incluso, evaluar el nivel de felicidad que tenemos individualmente y, aun, como naciones. Bután comenzó esta tendencia. Ahora, países como Gran Bretaña y Francia están implementándolo para guiar sus decisiones de gobierno.

 ¿Somos más felices ahora? 

Las cifras de EE. UU. muestran que en los últimos 60 años los niveles de felicidad no han aumentado, aunque los niveles de ingresos sí. Sorprendentemente, las mujeres parecen estar menos felices en la mayoría de los países más avanzados del mundo, no obstante lo logrado con la igualdad de género.

 ¿Cómo podemos buscar la felicidad?

 Preguntándonos qué es lo que más nos hace felices e identificando el verbo que mejor lo representa. En mi caso, lo que más feliz me hace es no saber. Por lo tanto, mi verbo es preguntar. Una vez hayamos definido esto, hay que buscar la mejor manera para conjugarlo tan frecuentemente como sea posible y ayudar a todas las personas a que conjuguen el suyo. Esta tarea, usualmente, no se puede hacer solo: uno necesita ayuda. Me di cuenta de que mi peor enemigo soy yo. Que nadie como yo puede hacerme daño, y por eso creé una junta directiva personal, que incluye a mis hijas, Alia y Tamen, y a mi esposa Martha. Ella me enseñó la importancia de pensar en la máscara de oxígeno. 

¿Qué máscara? 

Yo tenía la manía de complacer a todo el mundo. Mi esposa me decía: "Primero tú". Nunca entendí. Una vez, en un avión, escuché las recomendaciones de seguridad, esas que hablan de las máscaras de oxígeno. "Colóquese la máscara primero, aun si viene con niños", y solo ahí la entendí. Preguntarse lo que lo hace a uno más feliz y proteger su verbo es equivalente. Solo si eres feliz puedes ayudar a los demás.

¿Sabes qué es lo que más feliz te hace? ¿Cuál es tu verbo? ¿Tienes puesta tu máscara de oxígeno? 

 ¿Quién es Alejandro Jadad? Es el científico colombiano de mayor reconocimiento mundial por su trabajo en ciencias de la información y tecnologías aplicadas en salud. Se graduó de médico y anestesiólogo de la Universidad Javeriana, y a los 27 años fue aceptado como estudiante de posgrado de la prestigiosa Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Allí se convirtió en el primer doctor en síntesis del conocimiento de esa institución. Profesor de la Universidad de McMaster (Canadá) y catedrático de la Universidad de Toronto, hoy es conferencista en foros mundiales. "Es claro que lo que se puede contar o medir no es suficiente para entender los aspectos más importantes de nuestras vidas", dice. Por eso, agrega, le ha tocado estudiar también filosofía, teología, historia y arte. 

Fuente: http://www.eltiempo.com/gente/entrevista-al-cientifico-colombiano-alejandro-jadad_12436409-4