jueves, 19 de agosto de 2010

RELACIÓN ENTRE LA CIENCIA CRÍTICA DE LA EDUCACIÓN Y LA FORMACIÓN

RELACIÓN ENTRE LA CIENCIA CRÍTICA DE LA EDUCACIÓN Y LA FORMACIÓN

Eugenio Therán Palacio
Jairo Escorcia Mercado

En el presente texto se pretende realizar una reflexión en torno a las implicaciones que trae para la formación los planteamientos de la ciencia crítica de la educación, se tomará como premisa el paradigma de la teoría crítica de la Escuela de Frankcfurt , enmarcados en la “teoría tradicional y crítica” de Horkheimer, la dialéctica de la ilustración de Horkheimer y Adorno, la dialéctica negativa de Adorno, el hombre unidimensional de Marcuse, aportes de Habermas y en los conceptos centrales de la teoría crítica: Ilustración, emancipación, reificación, crítica, sociedad, comunicación-discurso y la relación teoría/práctica.

El tema que se quiere explorar esta referido a la relación entre la ciencia crítica de la educación y la formación, a la luz del paradigma de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, para tratar de precisar esta relación se muestran los aportes de algunos teóricos como Horkheimer, Adorno, Marcuse, Habermas, entre otros, y se tratará de dar respuesta al siguiente interrogante: ¿Es posible formar sujetos críticos y ciudadanos emancipados y autónomos que contribuyan al progreso de la sociedad?. Posteriormente se señalan algunas argumentaciones que apuntan a explicar la relación explicitada inicialmente y por último a manera de conclusión se muestran algunos elementos que tratan de señalar las implicaciones de la ciencia de la teoría crítica en los procesos de formación.

La educación y la pedagogía deben tener un compromiso político de contribuir con la formación de un ciudadano crítico y emancipado. La finalidad de la formación crítica debe ser mejorar progresivamente la sociedad ayudando al hombre a que se realice libremente.

La teoría crítica de la educación provee elementos tendientes a dinamizar la práctica educativa con miras a la consecución del compromiso político del ciudadano y al logro de la criticidad y la emancipación.

La teoría crítica de la educación afirma el carácter histórico y social de la educación bajo el soporte de una teoría crítica de la sociedad, de la ciencia y del sujeto, en este sentido la educación se define inseparable de la evolución humana.

La ciencia crítica de la educación se estructura alrededor de elementos comunes provenientes de las fuentes de saber de las ciencias sociales cercanas a la teoría crítica:

• Reflexión sobre los límites sociopolíticos de las ideas pedagógicas
• Puesta en perspectiva de las finalidades, de las prácticas educativas con sus condiciones sociales concretas.
• La teoría es el resultado de una elaboración a partir de la práctica misma.
• El referente principal es el sujeto en su devenir.

La ciencia crítica de la educación debe ser una ciencia de la práctica educativa por y para la práctica. La práctica autoreflexiva y autocrítica se debe asumir permanentemente.

Horkheimer, esbozó las ideas centrales de la teoría crítica en su articulo “Teoría tradicional y crítica” (1937). Horkheimer, trata de establecer una distinción entre la teoría tradicional, orientada hacia las apariencias, y la teoría crítica que reconoce lo esencial de la sociedad. Según él, el pensamiento crítico se refiere a una concepción de hombre que está también en conflicto consigo mismo. La teoría crítica debe oponerse a la reproducción de las desigualdades sociales.

Horkheimer y Adorno, en la Dialéctica de la ilustración (1947), muestran el movimiento de la ilustración, como un movimiento de emancipación. En la dialéctica de la ilustración, la crítica se vuelve explícitamente contra ella misma y trata de reencontrar el momento de la reflexión que corre el riesgo de perder. La ilustración no se puede interpretar linealmente como un acrecentamiento de la libertad ya que hay efectos secundarios ligados al proceso de emancipación. La ilustración promueve una modificación de la práctica social, explicándola y mejorándola a partir de una crítica de la misma práctica.

Adorno, en su Dialéctica negativa (1966), define el pensamiento dialéctico como la tarea principal de la filosofía contemporánea. Sólo en el marco de una “dialéctica negativa” el pensamiento puede escapar a la reificación de sus conceptos y mantener al sujeto disponible para la experiencia filosófica. La tarea del pensamiento filosófico es la comprensión de aquello que hay de no conceptualizable en el concepto, referido a las ideologías que se producen en lo comunicable. En este enfoque el pensamiento crítico trata de descubrir aquellos aspectos de la realidad no definidos por los discursos formales, pero que forman parte de la realidad.

En el pensamiento de Marcuse, todo ser social es producto de un modo tan complejo que no hay una forma de distanciamiento para percibir la totalidad del proceso. Su tesis central refiere a que lo posible y lo real se pueden contraer en una sola dimensión. Según Marcuse, la teoría crítica debería plantearse el problema de la verdad de una meta de felicidad universal para la humanidad, en un esfuerzo de clarificación de los conceptos con que trata de aprehender la forma racional de la sociedad.

Habermas actualiza tanto la conciencia histórica como la autorreflexión crítica de la teoría crítica, aportando nuevos análisis, por ejemplo examinando las aportaciones de Hegel o Marx con actitud reconstructiva. Por otra parte, con el propósito de superar la mera negatividad de la pura crítica, Habermas intenta una reconsideración del problema de la racionalidad en conexión con la discursividad y el significado en el marco de su relación con el mundo de la vida, con la praxis interpersonal y la acción comunicativa. Habermas plantea tres intereses rectores del conocimiento: El técnico, el práctico y el emancipatorio para justificar la construcción de un lazo entre razón práctica, instrumental y crítica. Esta clasificación es la expresión de una situación histórico-social dada, en donde son separados el interés por la dominación del mundo y la comprensión humana y la emancipación.

La teoría crítica ha desarrollado una importante conceptualización que coadyuva a la construcción de una teoría de la educación y la formación. A continuación se hará una explicitación de cada uno de estos conceptos:

La ilustración es definida por Kant como el esfuerzo del hombre por salir de la incapacidad de la que él mismo es responsable. La ilustración es vista como la obtención de una madurez racional propiciando la autonomía del hombre a través de la autodeterminación. La ilustración comprende el cuestionamiento de la autoridad y de la dominación que no se puedan justificar de un modo racional y la insistencia en la autonomía y la libertad como objetivos del desarrollo humano.

De acuerdo con Marx, se debe hacer una distinción entre emancipación política y humana. La finalidad de la emancipación es la supresión de la dominación irracional y la liberación de las coacciones de todo tipo. La emancipación debe ser considerada tanto como un proceso de liberación de la gente y de los grupos sociales, como un fenómeno que le compete a los individuos y que debe determinar los factores que definen la naturaleza social y la conciencia del hombre. La emancipación no puede especificarse como objetivo del proceso educativo, sino en el contexto histórico-social del momento.

La reificación es en la actualidad el resultado de la producción de bienes y del intercambio de bienes. Su función es la de mantener el orden social de la sociedad burguesa. La reificación limita la capacidad de autodefinición del hombre, así como su campo de acción y reflexión. La reificación toca los procesos de comunicación y de formación y por tanto la conciencia del hombre. La negación y el rechazo no pueden ser sino la primera fase de la protesta contra la instrumentalización y la reificación, y en este sentido para lograr una humanización de la vida humana es necesario superar ambas categorías. En los procesos de formación individual, existe la posibilidad de liberar al individuo de la reificación a través de procesos eficaces de comunicación e interacción.

Para Horkheimer, la crítica se convierte en elemento constitutivo de la teoría crítica para una crítica de la sociedad. La crítica es una condición central de la emancipación, la capacidad de crítica es un elemento primordial de la existencia humana. Para que la ciencia de la educación pueda cumplir con su misión, debe definirse como una “teoría critico-constructiva” y debe distanciarse de los objetivos que se han pensado por fuera de la historia y que no sean didácticos. La educación se debe dirigir al educando en su situación social personal.

Se entiende como sociedad el contexto global de acción y de comportamiento que se constituye a partir del intercambio y concurso de actividades en la división social del trabajo. En la medida en que la teoría crítica se define como la teoría de la sociedad, apunta al análisis y explicación del actual sistema social.

La teoría de la acción comunicativa de Habermas, contribuye a la teoría de la competencia comunicativa, tratando de reconstruir el sistema de reglas a partir del cual los oradores que poseen una competencia comunicativa construyen formulaciones a partir de frases que ellos transforman en otras formulaciones. Habermas, distingue dos formas de comunicación en el lenguaje cotidiano, la acción comunicativa y el discurso.

Según Habermas, un juego de lenguaje se desarrolla normalmente cuando los sujetos hablan y tratan de ser comprendidos en sus afirmaciones de manera que:
• Puedan transmitir y también comprender el sentido pragmático de la relación interpersonal
• Puedan transmitir y comprender intencionalmente el sentido del contenido proposicional de sus afirmaciones
• No pongan en cuestión la pretensión de validez de las opiniones que comunican
• Puedan aceptar la pretensión de validez de las normas de acción que quieran hacer respetar

El pensamiento crítico no se debe orientar exclusivamente hacia la producción de conocimiento, la teoría debe tener un interés inmediato por el mejoramiento de las situaciones sociales. La teoría debe cuestionarse sobre sus fundamentos ideológicos, sobre su función social, y sobre sus posibilidades de influenciar la práctica social. Uno de los límites de la teoría frente a la práctica se da en la apreciación sobre las posibilidades según las cuales la teoría puede mejorar la práctica social.

Habermas, trata de volver a ligar la teoría a la práctica, abordando los siguientes aspectos:

1. El aspecto empírico de la relación entre ciencia, política y opinión pública en el sistema capitalista avanzado.
2. El aspecto epistemológico de la relación entre conocimiento e interés.
3. El aspecto metodológico de una teoría de las sociedades, listo a asumir el papel de crítica social.

Habermas, sitúa el asunto de la relación entre la teoría y la práctica como aspectos epistemológicos de la relación entre conocimiento e interés.

Los ámbitos de las ciencias empíricas y hermenéuticas se fundamentan en un trabajo de objetivación de la realidad que producimos cotidianamente por medio de la utilización de herramientas y por la comprensión intersubjetiva. El saber empírico busca explicaciones causales y pronósticos bien definidos, la aproximación hermenéutica busca una interpretación apoyada en la génesis del sentido de las situaciones.

La ciencia de la educación trata de evitar la reducción de la acción intencional del sujeto a un simple comportamiento, desconfía de la reducción del sentido de las situaciones manifestadas en el sistema social y educativo a tradiciones culturales, analiza los fundamentos sobre los cuales se soportan las tradiciones culturales, igual que las estructuras de poder tal y como se expresan en el lenguaje y la acción.

La teoría crítica de la educación desconfía de la comprensión de las teorías científicas por si mismas, ella se encarga de hacer una evaluación crítica del carácter histórico-social de la educación, en esta dinámica, es menester elaborar la interdependencia entre el sistema educativo en sí mismo y la estructura de la sociedad.

La teoría crítica de la educación pone en evidencia las verdaderas condiciones sociales de la educación, a través de la crítica ideológica, entendida ésta como el develamiento científico de las condiciones sociales de producción y un develamiento de las racionalizaciones erradas y los efectos de sus falsas interpretaciones, normas y teorías que resultan de una mala comprensión de la situación social y de las posibilidades de intervenir sobre dicha situación.

En la teoría crítica de la educación, la crítica de la ideología desempeña un papel importante. Klafki señala las características de dichos ámbitos:

La falsedad de la conciencia ideológica
Las ideologías refuerzan y legitiman las estructuras de poder existentes
Las ideologías corresponden a los intereses particulares de los grupos sociales dominantes.
Las ideologías son la expresión de una conciencia alienada, en la medida en que ellas se puedan tomar como verdaderas por aquellos que son dominados por las estructuras sociales dominantes.

En una teoría crítica de la educación se señala que el centro de la reflexión debe ser el develamiento de la opresión, de la injusticia social, del exceso de poder, de la reificación y de la auto alineación. Ella misma debe analizar su origen social e institucional y debe visualizar las posibilidades de intervención y de cambio. Así mismo se desarrollan perspectivas de intervención que pueden servir como punto de referencia para la crítica ideológica y la elaboración de una teoría de la educación.

La teoría crítica propone objetivos constructivos para la educación. En este sentido se tiene como punto de partida, la definición de objetivos derivados de los conceptos centrales de la teoría crítica y el desarrollo de estrategias correspondientes a su realización, con miras a obtener el mejoramiento continuo de la práctica educativa en el terreno de la investigación-acción en educación. El objetivo central de la investigación-acción no es sólo el análisis que muestra la dependencia de los campos frente a las estructuras macrosociales, sino también el mejoramiento constructivo de las prácticas.

Mollenhauer (1966), Blankertz (1966), Lempert (1971) y Klafki (1971) dieron las premisas de una teoría crítica de la educación. Mollenhauer y Blankertz trataron de desarrollar una teoría crítica de la educación que se opusiera a la tradicional pedagogía de las ciencias del espíritu y a una teoría de la educación puramente empírica. Una teoría crítica debería servir como punto de referencia para la hermenéutica y el recorrido empírico en la ciencia de la educación.

Según Blankertz, una teoría de la educación es siempre una teoría crítica que ayuda a la autorrealización de los individuos mejorando su práctica; pero esta teoría debido a su carácter de teoría, no llega a alcanzar su fin. En este sentido para efectos de un mejoramiento de la práctica educativa, es menester concretar la teoría crítica sobre los diferentes ámbitos de la educación.

Según Mollenhauer, la teoría crítica de la educación, se orienta hacia la emancipación, por lo cual ella misma, debe servirse de procedimientos de la crítica ideológica para determinar cual es el interés emancipatorio de la intervención educativa y que estrategias se emplean para alcanzarlo.

Lempert, coincide con Mollenhauer en el sentido de que la emancipación es la columna vertebral de la ciencia de la educación. La teoría crítica sirve de apoyo para responder a las necesidades de la sociedad actual. En la acción educativa soportada por una teoría crítica de la educación, la superación de la vivencia material se puede realizar sólo en parte. En el desarrollo de este proceso se debe tratar de integrar con éxito sus conocimientos en el horizonte de comprensión de la gente, es decir, traducir estos conocimientos al lenguaje usual de las personas involucradas, lo cual desembocaría en un esclarecimiento del objeto de estudio y de un mejoramiento de la práctica educativa.

Según Klafki, una teoría crítica de la educación no se puede limitar a una propagación de la negatividad como lo hizo la teoría crítica. Ella misma debe emplear procedimientos hermenéuticos y empíricos, con miras a unos cambios en las prácticas educativas de una manera constructiva. La teoría crítica de la educación debe comprenderse como una teoría de la práctica y para la práctica, tratando de integrar metódicamente, el proyecto de emancipación con una racionalidad que incluya teoría y praxis, buscando que el fin de la emancipación no choque con lo que promete.

La teoría crítica de la formación debe orientarse hacia la conquista de una autonomía colectiva del ser, su finalidad debe ser evitar el poder de dominación de las personas y ayudar al hombre a encontrarse y a mejorar así progresivamente la sociedad.

Para Heydorn, la teoría crítica de la educación y de la formación se caracterizan por una resistencia radical a las estructuras de poder que dominan a las personas. Educación y formación deben llevar al hombre hacia sí mismo.

Gamm plantea que la pedagogía debe tener un compromiso político en la formación de las nuevas generaciones, por cuanto la formación es el futuro del presente y ella puede contribuir a la mejora de la educación en los estratos sociales más bajos.

Mollenhauer establece que el proceso educativo contempla una estructura de tres aspectos interdependientes: La educación como acción comunicativa, como interacción y como reproducción.

La dinámica comunicacional se hace posible por el juego de roles de los actores de la comunicación y su interacción. La interacción educativa se da con ayuda del interaccionismo simbólico, lo cual generará una comprensión mutua dentro de la situación educativa en la medida en que los símbolos aceptados por ambas partes tengan la misma significación y sean capaces de expresar una universalidad en las relaciones interpersonales.

Después de realizar un recorrido por los aspectos estructurales de la teoría crítica, frente al interrogante planteado inicialmente se puede decir que existen posibilidades de formar sujetos críticos y ciudadanos emancipados y que contribuyan al progreso de la sociedad en la medida en que el momento histórico-social lo amerite coyunturalmente. Tales posibilidades se pueden dar en tanto se explore con estrategias y ambientes que sean coherentes con el desarrollo de un pensamiento crítico, donde se pongan en consideración todos los elementos y actores que participan en la práctica educativa. La exploración debe desembocar en un compromiso político emancipador donde confluyan intereses colectivos por encima de los intereses particulares, donde las singularidades den espacio a las pluralidades y el bien común sea la premisa con miras a alcanzar los ideales y sueños de una sociedad que se forja para salir del subdesarrollo.

A manera de conclusión se tienen las siguientes consideraciones:

• Para desarrollar pensamiento crítico el docente debe posibilitar ambientes de aprendizaje y usar estrategias metodológicas que generen la critica argumentada, la postura reflexiva, autónoma y emancipada del alumno a partir de la realidad misma circundante.

• La emancipación debe definirse como un proceso reflexivo y autocrítico. Para no caer en el aspecto de la mera crítica, se debe asumir una postura donde se visionen o vislumbren puntos de encuentro y no dicotomías.

• La investigación acción es una oportunidad para desarrollar pensamiento crítico en la escuela, en la medida en que la reflexión permea el proceso mismo de investigación y conlleva a la acción, intervención y toma de decisiones de los actores involucrados.

• El proceso educativo contiene una estructura de una manera tal que reproduce las ideologías de las clases sociales y económicas dominantes, el maestro no debe sustraerse de ello en las relaciones de interacción y comunicación que se suscitan en la escuela. Esta situación incide notablemente en la consecución de los fines educativos y formativos de un sujeto libre y emancipado, el maestro debe afectar estratégicamente estas relaciones para contribuir al logro de educar y formar un sujeto crítico y emancipado con sentido social.

• La teoría crítica de la educación plantea una relación dialéctica y constructiva entre la teoría y práctica, de manera que se pueda buscar coherencia entre las formas de entender el mundo, la sociedad y el sujeto e involucrarlos como referentes en el quehacer educativo cotidiano, en el proceso de evolución del conocimiento, en las formas como el docente realiza el acto educativo y el papel de la educación en la reproducción y transformación de la sociedad.

• Para tener una aproximación conceptual de la teoría critica de la educación se deben abordar elementos estructurales tales como: La concepción del carácter histórico-social de la educación, la necesidad de un análisis ideológico de los fenómenos educativos, el desarrollo de objetivos educativos en el contexto de una teoría crítica de la sociedad, el desarrollo de las perspectivas de una teoría crítica de la educación, la elaboración de estrategias para la realización de dichos objetivos y la nueva orientación de los principales dominios de la ciencia de la educación en referencia a los objetivos de una teoría crítica de la educación.

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