1.- ¿En qué momento de su carrera profesional empezó a intuir las posibilidades de las TIC en el mundo docente? ¿Cómo integró este interés por la tecnología educativa en sus clases universitarias?
Fue bastante pronto, en el 92 o 93, cuando empezamos a ver la facilidad con la que podía compartirse información en Internet. Primero con Gopher y servidores de ficheros y luego, cuando apareció la web, ya se hizo evidente que la red tenía enormes posibilidades en educación. En aquella época solo tenían acceso a Internet las universidades y centros de investigación, y la cantidad de información que se compartía libremente por la red era ínfima comparada con la actual… y además la mayor parte era sobre la propia red, sus aplicaciones, etc. Pero de alguna manera ya se podía intuir que, si Internet cuajaba y se generalizaba, algo muy grande podía pasar. Las empresas y los particulares todavía no había desembarcado y la red era puramente académica, libre, abierta, gratuita, etc. En aquella época, creo que los usuarios de la Internet en España nos conocíamos personalmente casi todos. Así de pequeña era.
En el año 91 se crea la Universitat Jaume I y comienza con planes de estudio nuevos. Yo paso de dar varias asignaturas de la Licenciatura en Filosofía y Ciencias de la Educación a los estudios de Magisterio y me hago cargo de una asignatura, troncal a todas las titulaciones de Magisterio del Estado que se llamaba “Nuevas tecnologías aplicadas a la educación”. Por tanto, desde el principio enseño a los estudiantes a usar la Internet, a buscar información, a utilizar el correo electrónico, a crear páginas web (a mano, escribiendo HTML con un editor de textos llamado BBEdit para el que un compañero, Carles Bellver, había creado unas extensiones (BBEdit HTML Extensions) que automatizaban la inserción de etiquetas (el HTML 1.0 tenía una veintena de etiquetas, nada comparable a lo que ocurre ahora)), a subirlas a un servidor, etc.
Por tanto, mi interés personal por las tecnologías de la información y mis obligaciones docentes estaban perfectamente alineadas. Al mismo tiempo seguíamos explorando y desarrollando ideas en el grupo de trabajo que constituimos informalmente desde el inicio de la conexión a Internet de la universidad: montamos un sistema de información de Campus con Gopher, luego con la web, la base de datos Dónde?, diversos proyectos personales, como repositorios de publicaciones, una revista electrónica literaria, etc.
2.- En 1993, participó en dos proyectos pioneros en el mundo de la tecnología educativa: la creación del primer servidor gopher que se instaló en España y del primer servidor web español registrado internacionalmente. ¿Qué recuerda de esta experiencia? ¿Qué aportó?
Recuerdo que éramos mucho más jóvenes… y que soñaba por las noches con estos proyectos. Recuerdo perfectamente haber soñado la solución a un tema de configuración de Gopher que me había vuelto loco el día antes. Me levanté con la solución en la cabeza, clara y certera. Supongo que lo había leído el día anterior y no me había dado cuenta. Pero fue una época muy intensa y divertida, llena de descubrimientos personales y sorpresas y con una sensación permanente de maravilla. La memoria es selectiva y solo nos acordamos de lo bueno, naturalmente, pero mi recuerdo es de no tener ninguna consciencia de en qué se iba a convertir la Internet, ni de ser pionero de nada, ni nada por el estilo. Nos divertimos mucho.
3.- Unos años más tarde, fue uno de los responsables de Dónde?, una base de datos sobre recursos Internet. ¿Qué nos puede comentar sobre dicho proyecto?
Nació como única salida al proyecto inicial de mantener un mapa “sensible” de servidores web de España, que se había convertido en demasiado grande para gestionarlo manualmente. Empecé simplemente para probar una nueva funcionalidad de la web, los “mapas sensbles”, escaneando un mapa político de España y poniendo en él los 12 o trece servidores web, OPACs de bibliotecas y Gophers que había en la época. Con el tiempo, la Internet creció como la espuma y el modelo de mapas hechos a mano se volvió insostenible. Ahí nació Dónde?, fruto del trabajo de un grupo de gente de la Universitat Jaume I (Enric Navarro, Toni y Carles Bellver, Ismael Sanz y yo mismo). La historia de Dónde? Se puede leer aquí: http://donde.uji.es/themakingof.html
4.- ¿Qué significó para usted el nacimiento del CENT y cómo se produjo? ¿Cuáles son los principales ejes de trabajo de este grupo y cómo se organizan?
El CENT (http://cent.uji.es) es una unidad organizativa de la UJI dedicada a mejorar los procesos de enseñanza/aprendizaje de la Universidad usando las TIC. Fue creado por el Consejo Social en el año 2000 y su misión es actuar como motor de innovación y dinamización del uso didáctico de las TIC en la Universidad. Analizamos tecnologías y procesos, elaboramos recomendaciones y propuestas de implementación, formamos y asesoramos al profesorado en dicho uso, colaboramos con otras unidades en proyectos relacionados con las TIC, etc.
5.- ¿Tan importante es el uso de las TIC en la formación?
Absolutamente. Las TIC son tan importantes como lo fue en su día la imprenta. Solo que la imprenta tardó cientos de años en cambiar el mundo y las TIC lo están haciendo en una generación. Lo estamos viviendo, por tanto es difícil tener perspectiva para calibrar la magnitud y profundidad de los cambios. Y hay fuerzas poderosas que se oponen a todo cambio cuando ven peligrar sus intereses (poder, dinero, influencia, etc.). Pero basta mirar 10 años atrás para ver lo rápido que están cambiando las cosas.
La dirección del cambio no está prefijada de antemano. Es más, no hay “una agenda”, sino varias, y en conflicto, en casi todos los campos en los que las TIC pueden cambiar el estado actual de cosas. Todas esas batallas son parte de un proceso de cambio muy amplio que solo podremos analizar cabalmente en el futuro… que seguramente será una mezcla de lo que deseamos y lo que nos tememos.
6.- ¿Considera que se está haciendo un buen uso de las TIC en las aulas? ¿Cómo debería enfocarse su inclusión en el currículo tanto a niveles básicos como en educación superior?
Creo que, en general, les sacamos todavía poco partido. Las usamos para hacer lo mismo que antes, desde los mismo planteamientos y creencias acerca del conocimiento, la enseñanza y el aprendizaje… salvo excepciones. Quizá pensar solo en “integrar” las TIC en el currículum actual, y quedarnos ahí, implica no apreciar la importancia de la revolución que estamos viviendo. Tanto el currículum actual como la metodología didáctica que aplicamos necesitan una profunda revisión a la luz de los desafíos con los que nos enfrentamos. El actual sistema educativo nació en una época, la revolución industrial, que está desapareciendo ante nuestros propios ojos. Necesitamos una revisión profunda de sus fines, contenidos y métodos.
7.- ¿Qué papel juega (o debería jugar) el profesorado, en general y el universitario en particular, en la expansión de la tecnología educativa?
El profesorado es quien diseña, lleva a cabo y evalúa los resultados de los procesos de enseñanza/aprendizaje en la educación formal. Su papel como agente de cambio (o de freno a la innovación) es esencial. Pero los procesos de innovación son complejos. En el caso de las TIC en educación es necesario no solo una visión compartida, liderazgo, medios que funcionen siempre, soporte y mantenimiento, conocimientos técnicos, ejemplos, incentivos, tiempo, etc., sino también las creencias y actitudes adecuadas sobre la tecnología y, sobre todo, sobre la educación. Un ejemplo, servirá para explicar el papel de las creencias del profesor. Si por educar entendemos “impartir la materia del programa, tal y como se concreta en el libro de texto”, de las TIC solo querremos que nos ayuden a explicar el programa (la PDI), distribuir los “contenidos” (el libro de texto digital o el aula virtual) o ayudar a a los estudiantes a prepararse para el examen (ejercicios autocorrectivos). Si, en cambio pretendemos que los estudiantes resuelvan problemas, sepan buscar, seleccionar, gestionar información y transformarla en conocimiento, quizá el acceso a múltiples fuentes de información y herramientas diversas y la comunicación con otras personas sea una función que las TIC puedan facilitar. La selección de herramientas y su uso dependen del profesor.
Por otra parte, los estudiantes las emplean para sus propios fines. Por ejemplo, para hacer lo que les mandamos los profesores. Si usan Facebook para hablar de sus cosas, también lo usan en sus estudios.
8.- ¿Qué función debe desempeñar la familia en el trabajo con las TIC?
La misma que en toda la educación, especialmente en el periodo obligatorio: escuela y familia debe colaborar. Sin embargo con las TIC ocurre un fenómeno que hace el tema quizá más problemático. Los padres y madres, en ocasiones, se sienten impotentes porque no tienen experiencia previa en el tema. Eso les puede hacer sentir desconfianza y tomar decisiones poco informadas. Por otra parte, los medios de masas, que tienen al alarmismo con una enorme facilidad, tampoco ayudan mucho en este tema. La única solución es estar dispuestos a aprender, en este caso junto a los hijos, y ayudarles con decisiones que la edad y la prudencia aconsejen. Muchos temas además no son cuestión de pericia técnica con las TIC, sino de madurez y sentido común: los límites a la información personal que se difunde en las redes sociales, el acceso a información inadecuada, las conductas imprudentes o sencillamente delictivas lo son con las TIC o sin ellas. Y las familias deben recordar que los niños y adolescentes, por más TIC que usen, no dejan de ser personas en formación cuyas decisiones en algunos temas deben ser supervisadas. Con todo, la mejor manera de evitar los efectos negativos es una buena educación, no la vigilancia constante.
9.- ¿Cómo cree que afectará el uso masivo de las redes sociales al mundo educativo?
Creo que los docentes tenemos que “entrar en el tema”. Ignorarlo, creyendo que no es un tema que nos incumba, que es exclusivamente de las familias, es un error grave. Paralela a nuestro centro o aula, hay una nueva realidad, que es sumamente importante para los jóvenes, y en la que, en muchas ocasiones, no tienen modelos adultos de comportamiento. Las redes son un espacio de socialización y de construcción de su identidad y, si defendemos una educación integral, no podemos ignorar lo que ocurre en ellas. Es más, las redes sociales nos ofrecen oportunidades educativas magníficas. Las redes sociales “forman” a los jóvenes en nuevas formas de comunicación y relación, formas que es probable que tengan gran importancia en el mundo laboral, familiar y en cómo entenderemos la ciudadanía y la participación en los asuntos públicos dentro de unos años.
10.- Finalmente, ¿qué piensa que nos deparará el futuro en lo referente a la tecnología educativa?
Bueno, siempre ha sido más fácil “predecir” el pasado. Hay algunas tendencias que parecen evidentes. La más evidente es la educación “ubicua”, es decir, las oportunidades educativas que nos brindará la generalización de los dispositivos móviles como ventanas a la información y la comunicación. La computación en la nube, la web 2.0 (la web de “lectura y escritura”), etc. son fases o movimientos hacia la invisibilización y ubicuidad de las infraestructuras y servicios TIC. Y todo ello supone un reto muy importante para la educación formal, ligada desde sus orígenes a coordenadas espacio-temporales rígidas. La experimentación con entornos personales de aprendizaje (PLEs) es una de las líneas de investigación didáctica más interesantes. La gente que trabaja en este enfoque diseña procesos de enseñanza/aprendizaje para aprovechar las oportunidades que nos ofrece la tecnología actual y futura. Pero no hay una sola “agenda” tecnológica, hay varias y, a veces, en conflicto. Los interesas de las empresas de tecnología educativa es vender sus productos y ganar dinero, no mejorar la educación. Esa es nuestra misión como educadores.